DE MASCOTAS

Tras la liebre, soñaba que corría
bajo la lluvia en un campo florido,
el soñar es el paraíso perdido
¿sueño o realidad? sueño escogería.

Otras veces a la luna le aúlla,
el eco le contesta y la complace.
El sueño nunca tiene desenlace
pero la fantasía es solo suya.

Luego despierta, no hay cacería
no hay montañas rocosas y no hay viento
pero escucha allá en la lejanía

otra voz como su voz, un vecino
le recuerda del sueño otro fragmento
donde el can es amigo del felino.

Eduardo Romero Camacho. Ciudad de México,  Julio 14, 2011

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