La vida que abandona lentamente
a la rama caída en primavera
es vida que se va y nunca se entera
que la muerte la abraza suavemente.
Es perfección lo que hace girar la hoja
que en otoño del árbol se desprende
es en su breve vuelo cuando entiende
que su volar de savia la despoja.
La pintura que abandona los muros
tras décadas de ausencia, tristemente
deja ahí en su lugar huecos oscuros.
Oscuros cual futuro, cual pasado
como para los pobres el presente
y para quien amó, ser olvidado.
Eduardo Romero Camacho. Ciudad de México, Noviembre 2010